Tras la crisis económica de 2008, la reciente pandemia sanitaria COVID y la actual guerra de Ucrania, las consecuencias se enlazan y acumulan, minando las oportunidades de recuperación social y económica.
Las familias acompañadas por Cáritas experimentan un nuevo azote a su frágil situación. En el Informe FOESSA 2022 señalábamos que los principales problemas sociales que padecemos son los del empleo-precariedad laboral, la vivienda, el aumento de la pobreza grave y la falta de oportunidades de participación social y política de las personas que se encuentran excluidas socialmente.
También señalamos a la infancia y la juventud como unos de los colectivos principales afectados por todas estas situaciones que son factores clave para que se dé la transmisión intergeneracional de la pobreza. El encarecimiento de la vida y la crisis energética suponen vueltas de tuerca que contribuyen a engrosar la tela de araña que envuelve a estas familias. No se trata de un solo problema que se agrava, sino de una de red problemas que se van encadenando y que atrapan y ahogan cada vez más.
Los problemas además actúan en dos niveles, uno más visible: los ingresos, la vivienda, el empleo, y otro más íntimo, personal, que cuesta más visibilizar y que se va posando y erosionando la vida de las personas: endeudamientos, deterioro de las relaciones, sentimientos de soledad, ansiedad, desesperanza, vivir en la urgencia, etc. En consecuencia, la esperanza de un futuro mejor se va alejando.
Aun así, debemos poner en valor el esfuerzo continuo de estas personas que ponen en juego todas las estrategias que tienen a su alcance para sobrevivir. Entre las principales están las relacionadas con la vivienda: compartir vivienda – cambiarse de vivienda a otra en peores condiciones, pero más barata, el empleo: aceptar trabajos muy precarios, consumo: reducir gastos de manera significativa que impactan en la alimentación y en la energía y el endeudamiento bien porque piden ayuda económica prestada, bien porque no pueden afrontar el pago de recibos, principalmente de suministros y de vivienda. Todas ellas estrategias de supervivencia que lejos de mejorar la situación les hunde en la espiral de la pobreza y la exclusión.
Por ello, una vez más, desde Caritas Bizkaia queremos reclamar y comprometernos por generar oportunidades de futuro reales para estas personas que permitan acabar con estas telas de araña que envuelven sus vidas.